lunes, 3 de agosto de 2009

LAS PRACTICAS EDUCATIVAS

Para que exista el proceso educativo deben estar presentes elementos básicos que conforman la tríada pedagógica: docente, alumno, conocimiento –los necesarios- y los relacionados con el contexto: lugar geográfico, físico, relaciones interpersonales, normas, etc. – los contingentes- que constituyen el campo problemático de la educación debido a la multiplicidad de factores que se entrecruzan.Plantear a la educación como un campo problemático no se resuelve poniendo por un lado lo necesario como aquello que permanece a lo largo de la historia y por el otro lo contingente como lo que cambia y se transforma ya que no se puede pensar por separado lo necesario y lo contingente porque la contingencia no es el reverso negativo de la necesidad, sino el elemento de impureza que deforma e impide la constitución plena de esta última enrareciendo aún más el campo educativo con tensiones de equilibrio y desequilibrios y contaminaciones.
Como afirma Adriana Pruigrós “ el educador es un elemento necesario, aquel sin el cual no sería posible la cultura. Pero educador necesario, no es docente, ni escuela, ni currículum necesario”. (1)
Entonces ¿Cuáles son los elementos necesarios en el campo pedagógico? Sabemos que no ha existido cultura que no se trasmitiera de generación en generación ya que a la cultura, alguien tiene que pasarla.
Sin embargo no todas las culturas tienen universidades, escuelas, maestros, profesores, etc. Es válida esta argumentación? Se concluye que las formas en que la cultura se trasmite son históricas y cambiantes y pueden transformarse.
Con respecto a la práctica educativa es imposible pensarla sin profesor, sin educando y un contenido que mediatice las relaciones entre ambos. Tampoco hay práctica educativa que no implique un proceso, técnicas y métodos de acercamiento al objeto; toda práctica educativa es un acto de conocimiento o una cierta teoría del conocimiento puesta en práctica. La tarea del educador sería demasiado fácil, si se redujera a la enseñanza de contenidos que ni siquiera necesitarían ser trasmitidos en forma aséptica, porque si responden a “una ciencia” serían asépticos en sí. En ese caso estaría sujeto a una práctica neutra para transferir conocimientos neutros.
Esto no sucede en realidad. No hay ni ha habido una práctica educativa en ningún espacio y tiempo, comprometida con ideas abstractas.
Lo que mueve a ser ético es saber que la educación es en su propia naturaleza directiva y política. Se deben respetar a los educandos, sin negarles sueños, creatividady utopías.
Esto significa por una parte testimoniar sobre la elección personal, defendiéndola y por la otra mostrarles posibilidades de opción mientras compartimos el conocimiento.
El profesor de cualquier disciplina debe enseñar la misma, dentro de la trama histórico social, cultural y política. Como si la vida pudiera ser vivida en todas las dimensiones ya que leer el mundo es un acto que se relaciona con los seres humanos.
Así pues, cualquiera sea la práctica educativa: autoritaria o democrática es siempre directiva. Cuando el educador interfiere con la capacidad creadora, indagadora del educando en forma restrictiva la directividad se convierte en autoritarismo, manipulación. Cuando el educador está imbuido del deber ético respetando las diferentes ideas y posiciones antagónicas de los educandos la directividad es democrática.
¿QUIÉN CONOCE EN LA PRÁCTICA EDUCATIVA?
Ambos profesor y alumno saben y aprenden con la diferencia que el profesor tiene el deber de enseñar.
En los últimos años hemos asistido a una auténtica revolución didáctica sobre los métodos de aprendizaje. Desde el constructivismo a las inteligencias múltiples se corre el riesgo de convertir a las prácticas educativas en un instrumento “bancario”, meramente transmisor, para perpetuar aquello que siempre se ha hecho: “Si antaño la ignorancia era aprovechada por el dueño en sus relaciones con los siervos, hoy al dueño le resulta más provechosa la instrucción, que solo se trasmitan conocimientos”.
Nunca el objeto de la educación debería ser un saber ya sabido sino, al decir de Freire: “un existir, un concepto dinámico que implica un diálogo eterno del hombre con el hombre y del hombre con el mundo” porque somos seres “en” transformación y no “en” adaptación. Por lo tanto el docente debe comprender críticamente la realidad para transformarla, debe construir un diálogo común entre voces diferentes y lograr unión en la diversidad. (2)
Otro aspecto importante es la necesidad de “reconocer la pluralidad del saber”, y que no hay una sola forma válida de entender la historia, la vida, el progreso, etc.; como se entiende heredada de la Modernidad, o de la Edad Media aggiornada en la Modernidad. Desde donde procede este modelo occidental donde, predomina la inestabilidad, por la existencia de un marco de referencia particular que en nombre de la racionalidad científica ha producido la ruptura entre el hombre, la tierra y la naturaleza (por el lado de la civilización productiva, industrial y comercial), entre el hombre y la sociedad (el individualismo), entre el hombre y el saber (la objetividad y la racionalidad científico tecnológica), entre el hombre y la cultura (el universalismo, el cientificismo, el modernismo), entre el hombre y sus raíces (la migración, la movilidad) y entre el hombre y el mismo (la alineación).
Por ello, se deben construir nuevos saberes que surjan del encuentro entre los contenidos que porta el docente, los saberes de los alumnos y la comunidad donde se encuentra la escuela; teniendo en cuenta que en los tiempos que corren no es válido describir las tradiciones del saber occidental como científicas y las tradiciones no occidentales como no científicas porque que no existe fundamento epistemológico alguno para esta caracterización del conocimiento.
En realidad existen multiplicidad de sistemas tradicionales de conocimiento, cada uno de los cuales tiene sus bases epistemológicas y científicas que difieren del sistema cartesiano occidental. Las mismas ciencias de occidente han comenzado a renunciar a las concepciones mecanicistas y reduccionistas sobre los cuales se han apoyado los últimos siglos de evolución de la ciencia occidental dominante.
Como conclusión es apropiado reflexionar en el pensamiento de Vandana Shiva cuando manifiesta que “en algunos casos el conocimiento científico moderno es en gran medida anticientífico”.(3) Frente a ello el marco epistemológico apropiado es el reconocimiento de la diversidad de sistemas de conocimiento como un ordenamiento pluralista y no como una jerarquía.

Bibliografía:
(1) . "Alternativas Pedagógicas". Adriana Puiggrós y otros.
(2). "Educación liberadora". Paulo Freire y otros. Espacio. 1992.
(3). Foro Internacional sobre la Globalización