lunes, 30 de junio de 2008

EL NUEVO CONTEXTO SOCIAL DE LA VIOLENCIA (1a. parte)

Desde el punto de vista sociológico, la mayoría de los autores contemporáneos que analizan el fenómeno de la violencia suelen destacar los cambios producidos en la misma, en las últimas décadas. Las causas más señaladas son: la globalización, la pérdida de autoridad del Estado, la caída de la sociedad industrial y, como corolario de estas transformaciones, la crisis de la modernidad.
Wieviorka (1) considera que no es directa la vinculación entre la violencia y el fenómeno de la mundialización y el neoliberalismo. Esta ideología se alimenta tenuemente de transformaciones y se relaciona con desigualdades y exclusión. Por lo tanto la violencia se inscribe en los procesos de fragmentación cultural que provoca la mundialización. Considera además que la difusión de los bienes culturales desde los programas televisivos, diversiones, películas, etc., no produce homogeneización, sino que, en la mayoría de los casos, producen el surgimiento de culturas o etnias, que defienden su identidad, en salvaguarda de lo nacional y en contra de la cultura transnacional y hegemónica de los EEUU. De esta manera se genera una violencia que es considerada un acto defensivo o contraofensiva de grupos o comunidades que desean afirmar sus identidades culturales.
La globalización económica se instala como una relación dialéctica entre: la fragmentación social y cultural que se prolonga a través de los procesos de naturalización de la vida colectiva que se encuentra en la base de una violencia e inseguridad planteada en términos de violencia étnica o racista.
Si se profundiza la relación entre globalización de la economía y su relación con la fragmentación social y cultural se puede hablar también de globalización de la violencia y verla en un plano mundial adquiere un enfoque más importante el fenómeno de las “redes” de la criminalidad, lavado de dinero y la droga.
Esta situación se acompaña con el consenso generalizado de que el Estado no cumple con sus funciones básicas. Tendiendo a predominar la privatización de la violencia que se suma a los mercados negros, la evasión fiscal, trabajo clandestino y al déficit en la aplicación de la justicia que se ha generalizado en la mayoría de los países del mundo. A esto podemos agregar el aumento de la violencia de parte de los propios aparatos del Estado constatados por el incremento de la represión y la tortura.
Además existe la sensación en la sociedad que los crímenes quedan impunes, revelando la crisis de los sistemas judiciales. Así pues el Estado Nacional centro de la modernidad es incapaz de velar por la seguridad de los ciudadanos y de proteger sus bienes materiales como simbólicos.
Estos elementos de debilitamiento del Estado llevan a que algunos conceptualicen esta situación como una forma de regreso a la etapa medieval por la pérdida de poder central del Estado. Esto trae como consecuencia más violencia, guerras civiles, masacres interétnicas, etc. Por esta razón, los actuales enfrentamientos entre diferentes etnias y culturas no pueden ser vistos como residuos del pasado, sino como algo que está por venir. (2) (Continua en 2a. parte)

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(1) WIEVIORKA, M. (1997) “O novo paradigma da violência” en rev. Tempo Social, Departamento de Sociología, FFLCH-USP, São Paulo, Vol. 9- No. 1, Mayo: 5-41.
(2)Giddens “La vida en una sociedad postradicional” en rev. Agora, Buenos Aires, No. 6: 5-61.

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